Decálogo para la transformación digital en la compañía Argentina
Reconozco
que he llegado a oír comentar de transformación digital en contextos muy poco
digitales, y menos aún con ánimo de editar (si acaso, superar un
poco). Algunas veces, me dió la impresión de que se ha esgrimido como explicación para
defender una inversión en tecnología
(o en consultoría) porque resultaba así más convincente. He escuchado y
leído múltiples definiciones, algunas cuajadas de tecnicismos insondables, de
los que resultan difíciles de absorber.
Por
eso, y aún a compromiso de no dar más que brasas al enfrentamiento, hoy te traigo lo
que para mí es, o debería ser, el decálogo para la transformación digital
empresarial.
1. La
transformación digital perjudica a todos los sectores y organizaciones, no importa
el tamaño de la compañía o institución ni su área de actividad. No es una
cuestión que incumba sólo a las compañias “de Internet” ni “de tecnología”. Es
un desarrollo transversal, que impacta en todos los sectores económicos (aunque no
con la misma velocidad) y que
incide de manera directa en la competitividad empresarial y piensa un cambio en el
modelo de negocio. Y cuanto antes se asuma, mejor.
2. Esta
transformación otorga lugar a un ámbito económico en continuo cambio, que pide a
la compañía una recurrente adaptación. Por el momento no hay misiones, no hay puntos de
equilibrio. Y esto necesita repensar construcciones, servicios, productos,
aprender a desplazarse en una economía abierta, con varios agentes disruptivos y
ciclos cada vez más cortos, en los que el tiempo escencial de las compañias corre
el compromiso de acortarse cada vez más.
3. El
conocimiento por el momento no es tributo de unos pocos, el saber es compartido y se
difunde en estrella, de unos pocos a varios y al reves. Por consiguiente, la clave no
es ya cuánto sabe cada profesional, sino cómo se gestiona desde adentro el
conocimiento de manera colaborativa para maximizar el provecho colectivo dentro
de la organización.
4. Las
aptitudes son clave. En un ámbito en recurrente innovación, es esencial
aprender a conseguir novedosas competencias y entendimientos, y no siempre de
forma reglada: las profesiones más demandadas del futuro quizás aún no hay,
por tanto: ¿cómo estudiarlas?
5. La
transformación digital debe estar impulsada, respaldada, alentada y promovida
por la dirección de la compañía. No hablamos de un cambio “de abajo a arriba”,
sino a la inversa. Porque para que sea real y eficaz, debe tener un
liderazgo claro con la capacidad de impregnar a toda la organización. Y en esto, la escasa
“afinidad digital” de la mayoría de los directivos tiende a ser un lastre.
6.
La digitalización hace más rápido la globalización. Por eso, la internacionalización
empresarial no es ya una opción, sino una obligación. Pero esa globalización, a
su vez, está condicionada por contextos jurídicos, normativos, sociales y
territoriales muy distintos. Por consiguiente, a la visión global hay que añadirle la
necesaria “capa” local: urge “glocalicar”.
7. Se
redefine la relación con el cliente, públicos objetivos y stakeholders. Pasan a
primer chato la escucha activa, la co-creación, la omnicanalidad y la
movilidad. Y incrementa, por consiguiente, la dificultad.
8. La
transformación digital no se apoya en utilidades. De nada sirve un fuerte CRM
o una enorme intranet si no se pone foco real en el cliente, si el trabajo
interno no es colaborativo, si no hay equipos transversales. No se habla de
adquirir la última tecnología ni la más actualizada.
9.
La captura y el procesamiento de la información digital se hacen fundamentales
para la toma de elecciones. La hiper-conectividad, el Internet de las cosas,
genera ingentes proporciones de datos que tienen que ser analizados: el big data gana
cada vez más importancia. El apunte como facilitador de resultados.
10.
La resistencia al cambio es el más grande enemigo de la transformación digital. Pero
no sólo porque entra en beligerancia con el desarrollo en sí, principalmente
porque la transformación digital supone un cambio cultural extremista en las
organizaciones.
Y
tú, ¿qué opinas?